martes, 9 de febrero de 2010

La autoridad del profesor, en el punto de mira

Judith Goldman, Teresa Ponce y Alba María Samper -madre, profesora y estudiante-
debatieron sobre el estado de la enseñanza en la Región

http://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2010/02/09/autoridad-profesor-punto-mira/228631.html


Una madre, una profesora y una alumna. Tres miradas distintas sobre el sistema educativo, los conflictos en las aulas, la relación entre padres e hijos y el papel de padres y progenitores en la formación. Judith Goldman, psicóloga y miembro de la Asociación de Padres y Madres del Instituto Alfonso X de Murcia; Teresa Ponce, profesora del instituto Floridablanca y miembro del sindicato STERM, y Alba María Samper, alumna del colegio Jesús María y vicepresidenta de CONFES, toman el pulso a la enseñanza murciana.

¿Goza el sistema educativo de buena salud? Decisiones como la que recientemente ha adoptado un juez de Las Palmas, que contempla por primera vez como delito -y no falta- contra la autoridad el maltrato hacia un docente, abre un debate complejo que se centra en si la figura del profesor está devaluada y si es necesario que se "dignifique" la profesión docente.

A juicio de Judith Goldman, esta sentencia demuestra, como si se tratase de una fotografía revelada, que hay un problema. "No podemos meter la cabeza debajo del ala ni esperar a que haya un delito o un caso alarmante para tomar cartas en el asunto", explica la psicóloga.

Está claro que algo está pasando en las aulas, pero, para Teresa, que el profesor sea considerado como autoridad "no soluciona los problemas de fondo de la enseñanza, que a veces no evoluciona de forma paralela a las necesidades de la sociedad". Desde luego, todas consideran que cuando hay una agresión hacia un profesor, ésta debe ser castigada duramente "y para eso ya hay leyes suficientes", explica la profesora, que añade que la maniobra de elevar al docente a la categoría de autoridad pública -como si fuera un "agente de policía"- es puramente "una estrategia para captar votos". "En mi profesión no me siento infravalorada -agrega-, es más, me siento valorada porque adoro mi trabajo", aunque no niega que, a veces, en un centro docente puedan darse "pequeños altercados" o problemas de convivencia que deben ser atajados de inmediato. A Alba María, para la que los casos de agresión a profesores son más bien "algo aislado", no le parece necesario subir al profesor a una "tarima virtual", simplemente porque "no deja de ser un adulto y lo tienes que respetar como tal".

Quizá, apuntan ellas, el problema está en la forma -a veces laxa- de aplicar las normas en el centro cuando se comete alguna falta de indisciplina. "Si está tipificada, hay que aplicar la sanción a rajatabla. Cuando las acciones tienen un límite, el resto cae por su propio peso", señala Judith, que añade que si el reglamento se cumple unas veces sí y otras no, "quien tiene que imponer las sanciones acaba siendo una figura ineficaz", lo que, a su juicio, "genera un vacío de valores y de autoridad".

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